dilluns, 6 de desembre del 2010

DIARIO DE UN HOMBRE MALTRATADO

Efectivamente, Miguel cerciorándose de mi obstinada fijación, decidió “acosar” a Laura después de una de sus clases: yo me resguardaba detrás de él como si temiera ser recriminado por ella que, instintivamente clavó sus preciosos ojos en mí antes de volver a fijarse en el chico larguirucho y morenazo que le obstruía el paso descaradamente.
-Perdona… ¿no nos conocemos de algo?- preguntó Miguel.
-Pues… si nos conocemos, supongo que, lógicamente será de la universidad ¿no crees?- una hermosa sonrisa surgió de sus finos labios rosados y la mirada le centelleó. Me pareció tan guapa; era tan atractiva con sus cabellos, ahora recogidos en una cola, sus tejanos de campana ceñidos por la cintura y su blusa azul claro y bajo el brazo la carpeta de estudiante que le otorgaba un aire de intelectualidad que, de hecho, más adelante demostró tener…
-Sí, bueno… pero, me preguntaba si te suena de algo este amigo mío que dice que eres la chica más linda que ha visto por aquí…- me tiró de un empujón hacia delante y me dejó plantado delante de ella. Me sentí como un verdadero idiota: veinticuatro años y con esa vergüenza impropia de mi edad. Laura me inspeccionó de arriba abajo, seria, circunspecta y, de nuevo apareció otra de sus radiantes sonrisas… me resultó imposible no dibujar otra sobre mi cara de mameluco.
-De hecho, no lo había visto por aquí…- me sentí defraudado y al momento continuó- pero la verdad es que me extraña que estudiando en la facultad y con lo majo que es, no haya reparado en él- hablaba dirigiéndose a Miguel como si yo no existiera y se refiriera a un simple muñeco u objeto cualquiera. De pronto, se centró en mí- ¿Te has especializado este curso?.
-Sí…- me puse la mano en la cabeza y empecé a remover el cabello tal y como haría cualquier niño pequeño en una situación comprometida- en cardiología.
-Vaya… te gusta tratar los asuntos del corazón… éso está bien: debes de ser un chico sensible…- sus pupilas se dilataron- me gustan los muchachos sensibles.- reí y ella también; para cuando quisimos darnos cuenta, Miguel ya se había ido: su papel de Celestino se había dado por concluido.
Aquella tarde comimos juntos un bocadillo, mientras charlamos y charlamos sobre lo que esperábamos del futuro: ella estaba dispuesta a llegar hasta la cima; deseaba entender la psique humana y poner fin a algunos de los conflictos interiores de la mente que tanto daño causan y que tan poco llegamos a comprender.
Me pareció una mujer vital y fuerte que tenía las ideas muy claras respecto a todo aquello que deseaba. Era práctica y muy crítica con ella misma y con el mundo que nos envolvía. Me gustó. Me gustó de verdad y ya aquella primera vez entendí que Laura, ojos de cielo, sería parte de mi vida y que sin ella darse cuenta me había encadenado irremediablemente.

2 comentaris:

  1. no descanses ni pel pont, eh? una abraçada!

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  2. Hehehehe... no pas... tant de bo sorgís el seu efecte i no hagués de descansar d'escriure, mai... aixxx... ;)))

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